martes, 29 de marzo de 2011

Tarea 6

UNIDAD 2.
TEMA 1. Las instituciones formadoras de docentes en la región. (Un recuento histórico)
LECTURA: LA FORMACION DE MAESTROS EN LAS ESCUELAS NORMALES.
Bernard Honore, un pensador que se ha dedicado a construir una teoría de la formación docente, dice que “el asunto de la formación es un problema planteado, no resuelto”[1]. Y haciendo referencia a nuestro país,  la formación de los maestros de educación básica es, efectivamente, un problema planteado desde hace mucho tiempo. Un problema al que se le ha tratado de dar solución desde muy diversos ángulos, pero que rara vez se ha reflexionado con toda profundidad. La historia de la formación de los maestros de primaria en nuestro país está marcada por un continuo debate acerca del maestro que se debe formar.
Es por ello que en esta lectura, Ernesto Meneses examina lo que sucede en las escuelas normales referente a la formación de maestros, pretendiendo avanzar en la búsqueda de otros indicadores que ayuden a una comprensión mas clara del profesor y de su quehacer, especialmente al estar ubicado en un espacio social concreto y en un tiempo histórico definido.
Ante la falta de definiciones para la formación de profesores, en la década de los setentas se llevaron a cabo tres cambios. Es importante aclarar que en el caso del Plan de estudios 1972, el cual hace referencia el autor, no se puede considerar como una reforma educativa porque solamente se le hicieron algunos cambios al Plan de estudios de 1969. Sus propósitos eran ofrecer preparación de alto contenido científico para atender con éxito la educación primaria; capacitar a los profesores para continuar estudios en otros niveles y ayudarles a integrarse a la comunidad regional y nacional. Fue así como surgió el Plan de estudios 1972. [2]
Con el Plan 1972 se introdujo la formación dual, es decir, al mismo tiempo que se estudiaba la carrera de profesor de educación primaria o preescolar se obtenía el certificado de bachillerato en Ciencias sociales; esto fue lo que ocasionó que se incluyeran un alto número de materias dedicadas a la formación general, propia del bachillerato y un menor número de materias para la formación específica para el ejercicio de la docencia. En 1972 también se reformó la educación básica y sin embargo, el Plan 72 de educación normal no incluyó las materias de educación primaria.
Se pensó que con el Plan 72 se le daría al estudiante normalista la preparación necesaria para atender la educación primaria, así también para que estuviera capacitado para continuar estudios superiores.  El Plan de estudios quedó conformado por 101 asignaturas que se cursaban en ocho semestres con un promedio de 13 de ellas semestralmente; es decir, todo un monumento a la atomización del conocimiento y a la negación de toda posibilidad de entender y explicar la educación desde una concepción integral y totalizadora.
Actualmente los programas académicos de las escuelas normales mexicanas no están diseñados para que los estudiantes accedan al conocimiento teórico y lo lleven a la practica, sino más bien, al dominio de las técnicas para enseñar, entendiendo así a la enseñanza como la simple transmisión o memorización de información.
El  modelo curricular propone formas nuevas de encarar el trabajo docente en las aulas normalistas; sin embargo, es común hallar fuerte resistencia en los estilos de enseñanza. Lo anterior confirma que el cambio no se desprende directamente del diseño de planes y programas, sino que se vive como proceso paulatino en el cual confluyen experiencias personales e institucionales de toda índole. De acuerdo con Torres, es el profesor quien, en última instancia, da cuerpo al currículo y lo convierte en su principal herramienta de trabajo[3].
Es por ello que los formadores de docentes sólo podrán modificar su práctica de manera consciente y creativa si comprenden el por qué de la necesidad de tales cambios.
Considero que la asignación de funciones a la escuela cambia con la época y según las ideas y  modos culturales dominantes en cada sociedad. Nuestra sociedad se caracteriza por un importante proceso de innovación tecnológica y de intercomunicación creciente entre países, grupos y sectores: el llamado fenómeno de globalización.
Consecuentemente, a los docentes se les plantean problemas diferentes y nuevos. La materia de su actividad, de por sí, es cambiante y, además, tienen una nueva función: enseñar para aprender. Es decir, ahora es clave que los alumnos aprendan a desarrollar procesos cognoscitivos para ser aplicados a situaciones nuevas; y no sólo aplicaciones del conocimiento.
Los profesores deben apropiarse del conocimiento pedagógico de manera diferente a lo que actualmente se acostumbra en las escuelas normales. Esto significa que los profesores se formen académicamente mediante un proceso de apropiación cognitiva, de análisis y de critica para ampliar las posibilidades de que ellos adquieran conocimiento pleno de la teoría pedagógica y, de esa manera, sean capaces de entender y explicar la realidad concreta que viven cotidianamente en la escuela y, a su vez, puedan participar en el proceso de transformación social. Es decir, pensar la formación pedagógica de los profesores desde una perspectiva crítica y dejar de concebir a la pedagogía como una actividad que se lleva a cabo en las aulas y en la institución escolar, al margen de la totalidad social en la que se realiza el trabajo académico.
Por ello en 1978 surge la UPN, tratando de compensar esta ausencia de reflexión sobre la practica y es aquí donde la formación de docentes reconoce a la práctica educativa como objeto de conocimiento, en sus dimensiones de práctica política, escolar y áulica; incluye entre las tareas de los educandos la reflexión sobre la práctica, el indagar acerca de sus dimensiones, formular conocimiento a partir de la experiencia empírica de los problemas que emergen de la práctica y así integrar la teorización propia y las teorías externas al hecho práctico. Así el docente adquiere una competencia: aprender de su práctica; pudiendo así facilitarla en sus alumnos.
Ahora bien, no hay que olvidar que México es un país diverso y plural, dividido en 32 entidades federativas y en diferentes regiones económicas, geográficas y culturales. El territorio, la población, los recursos naturales y culturales, así como la estructura económica de nuestra nación nos muestran un mosaico de posibilidades y problemas cuyo desarrollo desigual incide también en los niveles, calidad y características de la educación.
A nivel regional, todavía queda mucho por hacer. En primer lugar hay que formar a los niños mexicanos en un conjunto de conocimientos básicos con carácter nacional, e incorporar contenidos regionales. Esto no es fácil, para ello, es necesario rescatar la historia y la cultura locales, pero al mismo tiempo hay que insertarlas en un marco nacional.
La Secretaría de Educación Pública, consciente de este y muchos otros problemas, se ha dado a la tarea de diseñar programas de actualización para los maestros, guías para que impartan sus clases, nuevos libros de texto para la enseñanza de las matemáticas, español, ciencias naturales, historia y geografía, entre otros más. Sin embargo, el plan de estudios en las Escuelas Normales sigue siendo el de 1997. Es por esto que existe un gran desfase entre la Educación Normal y la Básica, al faltar coherencia y simultaneidad respecto de los cambios que han venido realizándoles. Así, el educador que egresa de una Normal se enfrenta a una realidad educativa diferente a la que su preparación presuponía. De aquí la gran contradicción, y que nuestra educación se encuentre atrapada entre la tradición y la modernidad.
Una de las formas para resolver este problema ha sido la actualización de los maestros. Para ello, la Secretaría de Educación Pública puso en marcha el “Programa Nacional para la actualización permanente de los maestros de educación básica en servicio”[4]. Los cursos se diseñaron de manera flexible, con objeto de que se adaptaran a diferentes formas de estudio y, sobre todo, para promover el autodidactismo.
¿Pero será esta realmente la respuesta para atacar un problema que no ha sido solucionado de raíz?
Recordemos que si el docente adquiere en su formación, la capacidad para comparar distintos enfoques y revisar supuestos y consecuencias, podrá evitar las rutinas que pierden sentido al repetirse sin medida. Podrá aspirar a generar, y también a enseñar, nuevas alternativas y nuevos valores, es decir, será un docente atento a la consecución de competencias.





[1] HONORE, Bernard. Para una teoría de la formación, Narcea, España, 1980
[2] MENESES, Ernesto. “ La formación de maestros en las escuelas normales” en: Antología Básica. Historia regional, formación docente y educación básica en… México, DF. Corporación mexicana de impresión, S.A. de C.V. 1996. pp 185-203

[3] TORRES, Rosa María. Qué y Cómo aprender. Necesidades básicas de aprendizaje y contenidos curriculares. SEP, Biblioteca del Normalista. 1998. pp 6-23
[4] 1996 “El movimiento de base por la dignidad magisterial” en La Jornada Laboral, jueves 25 de julio, pag. 6 y 7. Universidad Pedagógica Nacional.

martes, 15 de marzo de 2011

Tarea 5

LECTURA: ETNIA Y ESTRUCTURA DE CLASES.

Roberto Cardoso de Oliveira muestra en esta lectura un análisis de las identidades de las minorías étnicas y su relación con las sociedades anfitrionas dominantes. En este sentido señala que, etnias y clases son relaciones y no grupos sociales con límites trazados objetivamente de manera empírica.[1]

El autor aplica ciertas relaciones binarias, utilizando el campo semántica de etnia, esto para su articulación con el sistema de clases y formas de dominación Estados- nación.

Con excepción de aquellas identidades no minoritarias y portadoras de culturas simples comprendidas en el espacio I, todas las demás, cubiertas por los espacios del II al IV, implican diferentes tipos de articulación con clases sociales; esto significa que las relaciones entre identidades se dan en contextos estructurados por sistemas de clases y por regimenes políticos dominados por Estados, igualmente de clase.

El encubrimiento de relaciones condicionadas por las sociedades anfitrionas se ha evidenciado en diversos estudios sobre etnicidad. Cardoso hace un análisis de los inmigrantes “blancos” en México con el fin de descubrir estas relaciones encubiertas. Para esto hace un estudio de los casos de minorías étnicas norteamericanas, alemanas y españolas, que no son dominantes o mayoritarias pero tampoco son dominadas.

Dichas minorías aparecen como dominantes cuando se integran a sectores de las capas altas de la sociedad anfitriona. En el estudio que presenta el autor vemos los obstáculos que enfrentan los inmigrantes blancos en la sociedad receptora y la adversidad que representa ser estigmatizados, así como la manera en que se da y se reproduce su aislamiento en espacios sociales, aunque aclara que estas relaciones no necesariamente son contradictorias ni de enfrentamiento con la sociedad anfitriona.

Hablando de etnias mexicanas como los indios purépecha, muestra como se establecen contradicciones en el sistema de relaciones con el mestizo, encontrando que existen relaciones de dominio como resultado de actividades económicas y culturales de ese grupo étnico.

Cardoso analiza un caso muy particular de identidad: el Movimiento Confederado Restaurador de la Cultura Anahuac, que asume la reconstrucción de una identidad mestiza o “mexica” que busca el verdadero mexicano, penetrado por valores extranjeros, en especial occidentales.

Debemos considerar que México es un país de diferentes etnias. Es un país con siglos de tradición y de historia donde el mestizaje es una de sus características principales. De la fusión de los indígenas mesoamericanos y de los españoles nació este gran país.

Al día de hoy, México es un país formado por indígenas en un 30%, por mestizos en un 55% y un 15% restante que mantiene la ascendencia europea.

Por ello es importante que nosotros como educadores hagamos uso de la interculturalidad.
"La interculturalidad implica la reivindicación de las cosmovisiones de las culturas originarias, valorizando en particular la relación entre los seres humanos y la naturaleza, el sentido de pertenecer a una comunidad, la identidad y la autoestima de sus protagonistas"[2]

En mi opinión, la educación intercultural es un proceso de formación que desarrolla en las personas las capacidades para desenvolverse con éxito en sociedades multiculturales, adquirir habilidades y conocimientos a lo largo de su vida en cualquier ámbito cultural, mantener una actitud de aceptación y valoración de la diversidad. Considera la escuela como parte de la comunidad y la comunidad como lugar de producción y elaboración cultural insertada en una red de relaciones históricas, sociales y económicas. A partir de esta red de relaciones, reconociendo la necesidad del diálogo y de una cultura de paz, la educación intercultural promueve y cultiva la equidad, el dialogo de saberes, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos, el respeto de los derechos humanos, una relación armoniosa con la naturaleza.

La educación intercultural refuerza la autoestima de los niños en un ambiente escolar que se integra armoniosamente con su comunidad y con el contexto territorial en el que se inserta. Promoviendo esto, nosotros como educadores nos volvemos parte de la comunidad, compartiendo y conociendo a fondo la cultura de origen de la gran mayoría de estudiantes que acuden a la escuela, aun cuando no sean nativas o nativos de la zona.

La educación Intercultural no es ninguna utopía, ni se trata de una nueva ideología humanista al uso, sino que es una respuesta realista a las necesidades de las sociedades actuales de cualquier región; una alternativa posible y razonable para afrontar los desafíos que presentan las sociedades multiculturales como la nuestra.

Marx decía que “cuanto más quebrado se halla el orden de las cosas existentes más penetra la idea de la clase dirigente en la hipocresía”[3], es entonces que nos corresponde a nosotros como maestros hacer nuestro trabajo tomando muy en cuenta la interculturalidad y recordando dos de las misiones de la educación: la de transformar y la de mantener un cierto orden.


[1] CARDOSO de Oliveira Roberto “Etnia y estructura de clases” en Antología Básica. Historia regional, formación docente y educación básica en… México, DF. Corporación mexicana de impresión, S.A. de C.V. 1996. pp 149-162.
[2] Documento de Trabajo del Taller de Construcción Curricular, 1996. México, D.F.
[3] PONCE Aníbal. Educación y lucha de clases. Editores Mexicanos Unidos S.A. Cuarta edición. 1981
p. 245
 

miércoles, 9 de marzo de 2011

Tarea 4

LECURA: METODOS PARA EL ESTUDIO DE LO REGIONAL.

George Pierre aporta en esta lectura cinco puntos necesarios para el estudio regional:

  1. La población. Incluye dos aspectos, uno demográfico y otro sociológico. Desde el punto de vista demográfico la población debe de ser examinada de la cantidad bruta, de su localización en el espacio, de su fecundidad, de su estructura de edades y de su movilidad. En cuanto al aspecto sociológico es necesario saber como se reparten numérica y cualitativamente las clases de la sociedad y poder estimar las reacciones colectivas. Se deben emplear técnicas estadísticas, demográficas, geográficas y sociológicas para su estudio.
  2. Los recursos y su utilización. Constituye la economía y geografía. Un inventario puede presentarse por un examen analítico completo de la agricultura, bosques, pesca, energía, minerales. Además de un inventario de producción y de equipo.
  3. El consumo. informa acerca de los resultados de la confrontación población-recursos. El equipo individual nos proporciona datos importantes en este rubro, permitiendo elaborar algunas definiciones del nivel de vida. El último aspecto a considerar es el cálculo de la renta per capita.
  4. Las relaciones exteriores. La región no vive en un medio cerrado, sus  relaciones con el exterior constituye una parte integral de su realidad. Hay intercambios de mercancía, hay intercambios de población. Esto nos permite juzgar sobre la integración de la región en el conjunto nacional.  Los tránsitos de mercancías son un elemento importante de la función de la región.
  5. La estructura geográfica. La región no es un conjunto homogéneo. Dos nuevas direcciones analíticas corrigen el esquema: la participación de la región en zonas homogéneas y el estudio de las redes urbanas. La división en zonas homogéneas es para que adquieran el máximo valor expresivo a través de las totalizaciones y las medidas estadísticas. El estudio de las redes urbanas completa el conocimiento de la estructura geográfica regional y al mismo tiempo el conjunto de la investigación. Es realizado a partir del análisis de los flujos y de las ciudades; la organización de las relaciones comerciales y bancarias, las relaciones de servicios.
En cuanto a los métodos de análisis el autor señala que la economía y la geografía no pueden separarse radicalmente, respecto del espacio, teoría, ni en los hechos. Las diferencias de concepción se refieren finalmente, a los puntos de vista más que a los objetos, los métodos de investigación, los modos de expresión, es decir, que deben ser apreciadas en la práctica, y no dar lugar a polémicas doctrinales estériles.
Para comprenderlas mejor George Pierre hace una confrontación de los puntos de vista de estos especialistas:

a)     Puntos de vista de los economistas.
 Existen 3 grupos principales:

    Primer grupo: inspirado y alimentado en la tesis de F.Perroux, intenta hasta lo mas profundo traducir la realidad demográfica en abstracciones capaces de insertarse en los esquemas y en los hábitos de pensamiento propios de los economistas. Esta escuela ha impuesto con éxito la definición de tres tipos de espacio. La economía geográfica (la geografía humana) la economía regional (espacio económico operacional).

    Segundo grupo: Se enfoca a la contabilidad regional, en consecuencia usa métodos de investigación originales y especializados.

    Tercer grupo: Se encuentra polarizada en los problemas del desarrollo, practica la ampliación de ciertos conceptos, de análisis de métodos y técnicas de planificación del desarrollo en escala regional. Los aspectos extraeconómicos del desarrollo son más importantes que la preocupación de eficacia económica máxima y los programas de desarrollo deben enfocarse sobre unas estructuras regionales a las que se trata de orientar al progreso económico y social y no destruirlas.

b)     Los métodos de los geógrafos.
El geógrafo utiliza todos los elementos posibles, no le es ajeno nada de lo que posee en su realidad espacial, se interesa tanto por los recursos mineros de la región como por la localización de comercios de lujo, etc., su finalidad es analizar en detalle. Hace comparaciones, superposiciones a través de todo esto buscara abarcar, en lo concreto los problemas de la región.

El análisis geográfico supone dos principios metodológicos fundamentales:

  • Primer principio: se refiere a la investigación documental; consiste en emplear todas las fuentes, todas las técnicas, todos los procedimientos imaginables para obtener en defecto de una estadística deseable, pero inexistente o inexacta, el máximo de información sobre el objeto de la investigación.

  • Segundo principio: Se refiere a la expresión de resultados, permite las comparaciones en el espacio, para localizar los elementos de estructura, el mapa es el mejor medio.

El desarrollo económico y social de las regiones no se efectúa de manera uniforme. Independientemente de los factores pasivos de diferenciación de espacio como lo son el medio natural y humano, la estructura social y los legados de la historia, la desigualdad en el desarrollo de las regiones considera el autor se da por lo siguiente:

  • Desarrollo diferenciado del espacio.
  • Disparidades regionales.
  • La cuestión del subdesarrollo regional.

Como hemos visto en lecturas anteriores hablar de región no es solamente referirnos a la extensión de tierra, hablar de región implica también aspectos poblacionales, históricos, económicos, factores que la hacen ser diferente a otras regiones. George Pierre nos muestra en esta lectura, los diferentes puntos de vista de los economistas y de los geógrafos, así como también los métodos que se utilizan para realizar el estudio de la regionalidad, aquí nos damos cuenta que de acuerdo a los elementos característicos que toman dichos especialistas son complementarios, además de mostrarnos que las desigualdades entre regiones se deben a situaciones diversas las cuales determinan el desarrollo de estas.
Con esta lectura se amplia nuestro panorama de las consideraciones a tomar en cuenta al momento de estudiar una región, mencionaba en alguna lectura anterior la importancia de la competitividad para el desarrollo de la región, creo que esta ocasión viene como anillo al dedo, pues lo vemos reflejado al leer el punto de vista de los economistas. Me llama la atención como Pierre intenta hacer un llamado al trabajo de equipo de estos especialistas, sin embargo menciona que con frecuencia cuando esto llega a suceder el equipo se separa debido a divergencias apreciables entre sus colaboradores, mencionando además que no existe una escuela de geografía regional o de economía geográfica es por ello que las concepciones se señalan como meros puntos de vista, los cuales a mi ver se  conjugan perfectamente para realizar un estudio  de las regiones bastante amplio.



Fuente:
Antología Básica. Historia regional, formación docente y educación básica en… México, DF. Corporación mexicana de impresión, S.A. de C.V. 1996. 309 p. (Métodos para el estudio de lo regional; pp. 49-60).

jueves, 3 de marzo de 2011

Tarea 3

Lectura: Los estudios regionales y la antropología social en México.

En esta lectura el autor lleva a cabo un balance de los estudios regionales desde la perspectiva de la antropología social en México, cuya preocupación se centra también en la multidisciplinariedad y las fronteras compartidas con la historia y la geografía. El recuento de los modelos, las metodologías, los enfoques y los temas de los estudios antropológicos regionales se efectúa con profundidad, señalando las perspectivas y objetos de estudio ligados a la economía política, el Estado, el mercado, la ciudad, la desigualdad y la clase social, así como la nación y la etnia, como preocupaciones latentes que se manifiestan en lo teórico y lo metodológico, pero también en el trabajo empírico.
Una muestra de esta recopilación la podemos observar en el siguiente cuadro, donde se resume algunos estudios antropológicos realizados en México con enfoque regional:



Guillermo de la Peña nos habla acerca de la vocación regional de la antropología social mexicana, mencionando los siguientes aspectos:

  • La región y la economía política.
El antropólogo social tiene la tarea de mostrar la complejidad del proceso, la variabilidad de las respuestas y alternativas locales, la irreductibilidad de la historia a un esquema lineal.
 El interés diacrónico del antropólogo, además, le permite explorar la importancia de la organización previa al sistema capitalista en la determinación territorial.

  • La región y el Estado.
Por un lado, estos mecanismos de poder centralizado crearon la división espacial de la producción y el trabajo; por otro el poder central debió enfrentarse al poder regional que de tal división emergía. Una forma analíticamente efectiva de definir la regionalización es a partir de la existencia de núcleos de poder localizada y relativamente capaz de tomar decisiones independientemente del centro.
 Deja de existir la regionalización cuando, el Estado nacional centraliza efectivamente el control.

  • La región y el mercado.
Mostró que la demanda del mercado europeo creó Yucatán; a Morelos lo articuló la demanda azucarera de la ciudad de México, Enrique Florescano y Alejandra Moreno, mostraron el impacto del sector externo en la configuración espacial del país. Por otro lado el caso del Bajío patentiza la enorme diferencia que existe cuando en una región surge un mercado interno: lo que ocurre especialmente en el sur de Jalisco.
No puede entenderse sin tener en cuenta la existencia de un mercado regional puesto en crisis por la llegada del ferrocarril.
Las transformaciones en el ámbito del mercado manifiestan y a la vez condicionan las transformaciones regionales.

  • La región y la ciudad.
Redfield, Aguirre Beltrán, Marroquín, destacaron el papel de una ciudad para definir una región, a partir de influencias de tipo diversos: innovación, poder, mercadeo.
Otros autores destacan que los centros de población grandes tienen un efecto no de estimulo sino de freno en el crecimiento de los centros más pequeños en su zona de influencia.

  • Región, desigualdad, clase social.
Desde Gamio, los estudios de los antropólogos han demostrado que la división espacial de la producción y el trabajo origina agudas desigualdades en el desarrollo regional, esto ha provocado estudios económicos y trabajos interdisciplinarios, y además constituye el objeto de investigaciones aplicadas, políticas indigenistas y planes de desarrollo regional que, para algunos críticos no han hecho más que agravar el problema.
Por otro lado, la oposición entre regiones o entre oligarquía regional y Estado no sustituye a las contradicciones básicas de clase traídas por la expansión del sistema capitalista: ambos tipos de oposiciones se combinan en formas cuya descripción, comprensión y análisis se plantean como tarea para el investigador de campo.

  • Región, nación, etnia.
La pregunta por el futuro de la regionalización se inserta en una polémica aún no resuelta, donde también rompen lanzas sucesos tales como la proletarización, la descampesinización, la pluralidad étnica.
Esta última era supuestamente del mayor interés para los antropólogos indigenistas; pero, de hecho, los conceptos desarrollados para tratar con ella más bien centraban su atención en la desaparición de la pluralidad, que en su persistencia, quizás porque ésta se veía con gran escepticismo.
 Ahora ha surgido una pléyade de movimientos políticos que utilizan un lenguaje “indianista” y han atraído el interés y apoyo activo de algunos antropólogos; más que con análisis de estos movimientos contamos ahora con testimonios.

Como bien señala Gamio en su estudio, en nuestro país existe una gran falta de integración cultural, muestra de ello sucede día a día en nuestra región, en donde se observa una fuerte migración, principalmente por el amplio rango de oportunidades de trabajo que existen, actualmente un gran numero de habitantes provienen de estados como: Oaxaca, Veracruz y Guerrero, los cuales forman sus pequeñas comunidades, conservan las tradiciones y costumbres de su tierra, se comunican en su lengua, porque algunos ni siquiera hablan español y en cierta medida son segregados por el resto de la población, si afán de generalizar.
Llama principalmente mi atención cuando Gamio menciona e insiste en la necesidad de crear conciencia  en la población local sobre la grandeza de su pasado y los valores positivos de su cultura, sobre todo cuando propone la restauración de la zona arqueológica, ya que un suceso de la región de donde soy originaria marco negativamente mi sentido de pertenencia e identificación con dicha región; Los Mochis contaba con la “Colonia Americana” la cual era icono de su fundación, sin embargo en el mercado inmobiliario, el terreno de la Colonia Americana tiene un inmenso valor y se encuentra destinado a la construcción de un centro comercial. Ante el poder del dinero, el romanticismo de las tradiciones y las señas de identidad comunitaria no son más que sentimentalismo puro, y eso para los inversionistas no vale nada. Tan es así que en la madrugada del sábado 30 de diciembre de 2007, maquinaria pesada propiedad de la empresa azucarera hizo acto de arrasadora presencia para poner por los suelos a las fincas y destruir con ello esta importante seña de identidad.
Considero que nuestra región aplica en cada uno de los estudios de los que Guillermo de la Peña hace mención, pero más que ejemplificar todos y cada uno de ellos me gustaría hacer mención de la gran tarea y responsabilidad que nos corresponde a nosotros como educadores para que esos niños que hoy son nuestros alumnos, que provienen de distintas regiones, se integren a la nuestra, la sientan suya, conozcan su cultura, amen su biodiversidad y se sientan como me siento yo una ciudadana mas de esta región.


Fuente:
Antología Básica. Historia regional, formación docente y educación básica en… México, DF. Corporación mexicana de impresión, S.A. de C.V. 1996. 309 p. (Los estudios regionales y la antropología social en México; 27-48).